Nueve días pasaron entre la Ascensión y Pentecostés. Nueve días pasaron los apóstoles rezando, esperando la señal de salir al mundo a predicar el Evangelio.
Esos nueve días los recordamos con las novenas. Son nueve días de preparación, nueve días de imitación de la persona a la que se hace la novena, en nuestro caso a la Virgen, imitando los valores que atribuimos a María Inmaculada.