El Cole es más que un espacio y un tiempo compartidos. Viaja con nosotros y se mantiene vivo por debajo de nuestra piel. Está en los matices, en las actitudes, en los detalles. Y cuando restamos lo que «tenemos», queda lo que «somos», y ahí está el alma concepcionista. Porque si nos cuidaron con cariño, cuidamos sin esfuerzo.