En el oratorio trabajamos valores como la escucha, el silencio, el diálogo, la interioridad, el respeto o la contemplación. Aprendemos la necesidad del silencio interior como actitud fundamental para encontrarnos con nosotros mismos y con Dios. Vamos un día a la semana y la clase se divide en dos grupos, para que el grupo sea más reducido.
En este lugar, nos iniciamos en la experiencia de la oración y nos encontramos con la Palabra de Dios para desde ella ir analizando y transformando nuestras vidas.